No tengo ganas. Todo vuelve otra vez. La sensación de fracaso, de insatisfacción contigo misma, de pensar: "vuelvo a lo mismo". Todos parecen estar siempre ahí. Parece que nunca van a fallarte, que siempre hay alguien intentando mirar por una ranurita por si detectan la más mínima señal de tristeza, estar ahí para ti, pero a la hora de la verdad no lo están, nunca están. Sentirse solo... Argh... Es como que siempre tienes a alguien ahí, pero llegan momentos en los que sientes que si gritas, nadie te escuchará. La depresión, la enfermedad, la tristeza, la sensación de fracaso... Todo retoma más y más fuerza a medida que pasa el tiempo. Solo quieres pedir ayuda, aunque no te atreves, por miedo, por vergüenza o por lo que sea. Solo necesitas alguien que te aconseje, alguien que te de fuerzas, que te diga lo que hacer para que mejores. Necesitas un aliciente... Porque sí, es muy bonito eso de tener una ciudad allí, esperándote, pero tú sabes lo complicado que es acabar allí. Es entonces cuando ese aliciente no tiene sentido para ti. Porque los sueños son muy bonitos, pero también irreales. Cuando te das cuenta de eso... Sabes que estás perdida, que no tienes nada por lo que luchar, que tu existencia en este mundo es insignificante.